Lectura y escritura digital Grupo 10

 Integrantes:

  • Castellarin, Paula - DNI: 38.237.377
  • Esquivel, Ana Belén - DNI: 36.884.532
  • Esquivel, Gabriela Ayelén - DNI: 39.342.716
  • Urdiro, Anabella - DNI: 37.210.795

 

Escritura y lectura en el aula

El aprendizaje de la lectura y la escritura es un proceso progresivo que comienza en las etapas educativas iniciales, o incluso antes. Este proceso se va perfeccionando a lo largo de gran parte del periodo escolar. Es importante resaltar que tanto la escritura como la lectura  son entendidas como dos procesos complementarios, donde; “saber leer y escribir no significan sólo conocer el sistema alfabético de escritura, saber hacer letras o poder decirlas en un acto de lectura” (Molinari, 1999). Saber leer y escribir, entonces, es hacer uso    adecuado del lenguaje escrito, utilizando textos de circulación social, en sus distintas variedades, interpretando sus diversos significados en situaciones comunicativas reales.

En el aula, generalmente se maneja  el discurso que leer es comprender y escribir es comunicar, expresar ideas, emociones y sentimientos, sin embargo, las situaciones  de lectura- escritura implementadas tanto en los niveles iniciales como en los  avanzados muchas veces siguen enmarcadas en las prácticas tradicionales. Por ello, es necesario comprender que enseñar a leer supone desarrollar diferentes situaciones reales de comunicación donde los niños puedan enfrentarse con distintos propósitos a textos cada vez más complejos y progresar como lectores, y que enseñar a escribir requiere ofrecer oportunidades para producir diferentes tipos de textos, con diversas intenciones, destinatarios y concibiendo así a  los estudiantes como escritores.

Ferreiro (1986) nos indica que los educandos deben construir saberes complejos al aprender a leer y a escribir. Esto, a su vez, implica que hay complejidad en la enseñanza, y como  los maestros, tenemos una cuota de responsabilidad cuando nuestros estudiantes “no leen o escriben bien”. El por qué y el para qué enseñamos a leer y a escribir son determinantes, no sólo en cómo aprenden nuestros niños y niñas; sino también, en cómo enseñamos.

A partir de lo expuesto anteriormente es ineludible forjar de la escuela un ámbito donde la lectura y escritura sean prácticas sociales, donde leer y escribir sean instrumentos poderosos que permitan repensar el mundo y reorganizar el propio pensamiento, donde interpretar y producir textos sean derechos legítimos a ejercer, para que los estudiantes se conviertan en verdaderos usuarios de la cultura escrita. Para que esto suceda es importante implementar  situaciones funcionales de lectura como: explorar un texto, buscar información, leer el título, realizar una lectura global o por partes de acuerdo al interés del lector, releer el texto, subrayar las partes importantes, anotar ideas importantes, etc. Y de escritura como organizar ideas, precisar el léxico adecuado a la circunstancias, escribir con un propósito claro, revisar para mejorar, escribir la versión final, entre otras.

En síntesis lo que se busca es trasladar al aula las prácticas reales que se vivencia en el día a día fuera de la escuela, poner valor a las experiencias para generar procesos de enseñanza/ aprendizaje  en los que se valore la curiosidad, el deseo, las motivaciones  por aprender, obteniendo así como resultado,  que los alumnos  puedan acceder a la cultura letrada, responder a los desafíos de la sociedad  y asumir una identidad de manera crítica y reflexiva.


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