ANALFABETISMO FUNCIONAL (G.22)

 

ANALFABETISMO FUNCIONAL











Argentina no pasa por los mejores momentos de su historia en lo que se refiere a la Educación. Los distintos gobiernos se las ingeniaron para disimular lo que quizás sea el peor mal de los argentinos: la Pobreza de Educación que carcome los valores del hombre y brinda campo propicio para todos los demás males: pobreza, violencia, involución.

Se crearon muchas escuelas, se llenaron las aulas de computadoras y mejoró el sueldo de los docentes ¿El resultado? Analfabetismo Funcional.

El analfabetismo funcional es esa gente que sabe leer y escribir pero que no comprende lo que lee y arrastra eso en su vida y hasta en la misma Universidad.

El desarrollo de las competencias lectoras y escritoras se realizan a través de un largo proceso. Dentro del marco de la Ley Federal de Educación, dicho proceso está articulado de una manera sistemática y organizada en cada nivel de enseñanza. Esto es una teoría que sigue siendo solo eso: teoría.

La realidad evidencia otros resultados: “nuestros jóvenes no saben opinar y no tienen criterio a la hora de tomar una postura determinada.

Es entonces cuando la escuela ocupa un rol importante en la vida social y cultural de eso alumno y es la que debería desarrollar y promover “el saber”. En definitiva el docente, de acuerdo con las características del grupo o infraestructura que cuente y su “estilo” y criterio profesional quien seleccionará más y mejores recorridos posibles para articular las actividades en el aula.

Miehele Petit sostiene con acierto que “El mediador no pueda dar sino lo que tiene”. El analfabetismo funcional congrega a aquellos que fueron a la escuela, que saben leer y escribir —por lo tanto, no es censado como analfabetos- pero que son incapaces totalmente de volcar en la lecto—escritura razonamientos y predisposiciones.

Nos preguntamos ahora ¿Quiénes son los responsables de este analfabetismo funcional? La respuesta no tarda en llegar: todos de alguna manera. Empezando por una Ley Federal de Educación que está lejos de la realidad argentina, que ha trocado valores conceptuales, que insertó al alumno en un ámbito totalmente permisivo y que instaló un régimen de promoción tan amplio que el alumno pasa de un año a otro, se diría, “casi” con la sola circunstancia de concurrir a clase.

Hoy la escuela se ha modernizado, los docentes se desvelan en cursos de perfeccionamiento, las escuelas dejaron de ser ranchos, se premia a los alumnos con becas masivas. ¿E1 resultado? Analfabetismo funcional. En los papeles se baja el índice de analfabetos, en la realidad.: todos saben cada vez menos.

La gravedad de la realidad escolar hoy es tal que todo intento de medirla queda corto. Un alumno que egresa de un nivel medio desconoce las capitales de las provincias argentinas, confunde los días patrios, deja de lado reglas ortográficas y escribe como habla, jamás ha visto teoremas o fórmulas físicas o químicas.

Año tras año, los alumnos promocionan por una especie de decreto escolar virtual que le permite pasar de año sin casi nada.

Se ocupa el tiempo en fundar escuelas, poner placas que los recuerden y llenar espacios de diarios comprados por la publicidad oficial. 

No serán ellos los culpables de egresar sin saber nada, de solamente llenar aulas y cumplir el ritual.

Derrotemos el analfabetismo, ese que tanto molesta en números y porcentajes a los políticos de turno y también al analfabetismo funcional que nos muestra cabalmente el grado de educación y maduración de un pueblo culto.

Integrantes: Ortiz, Gladis Viviana DNI 23074931

                      Valenzuela, Félix Orlando DNI 34728486

 

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